Reflexión

Disminuye hoy el ferviente deseo de presentar al Señor el fruto de la unión en pareja, los hijos. Padres y madres de familia cada vez enamorados de sí mismo y no del amor que exige renuncia y aceptación de la otra persona, en consecuencia, dejan que los hijos no sean presentados al Señor, y menos aún acompañarles en su crecimiento. Hoy más se discute a los hijos en los tribunales, en los centros educativos que en diálogo con la pareja o en familia para tapar un corazón vacío y velado por los afanes que la sociedad exige.

Llega Navidad y se presenta al niño Jesús superficialmente mientras que los papás son más egoístas con sus hijos porque ni ellos mismos son capaces de asumir su presencia delante de Dios, viven en unión libre y otras formas. Exigen a Dios todo para sus hijos, incluido los sacramentos menos ofrecen al Señor su vida y tiempo.

La novena de Navidad ayuda a fortalecer nuestro espíritu y llenar el corazón de ese amor apasionado de Dios por todos sus hijos. Dejen la indiferencia y el orgullo construyan familia y luchen por ella.