Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; le ponen en el hombro el distintivo del rey y proclaman su nombre: «Consejero admirable, Dios fuerte, Padre que no muere, príncipe de la Paz.» (Is 9, 5).

¡El Señor está cerca! Si hermanos estamos ya a la puerta de vivir la Navidad, de recordar el nacimiento de Jesús, el Mesías. Nos hemos venido preparando durante estos días de Adviento, para dicho acontecimiento que nos llena de gran alegría a cada uno de los católicos. Pero es importante hacernos la siguiente pregunta: ¿Qué significa para mí la Navidad?, vemos hoy en día como los diferentes medios de comunicación y algunas corrientes nos van de a poco presentando una “navidad comercial”, nos quieren mostrar una navidad en la que el que más consume o el que más tiene aparentemente puede ser más feliz, y bien sabemos que no es así, que la Navidad no es regalos, caramelos, cenas, vacaciones,  etc., la Navidad es celebrar y alegrarnos que Jesús se ha encarnado y ha venido a darnos la salvación, a devolvernos la gracia perdida con Dios por causa del pecado. Es el tiempo del perdón, de la cercanía y de la unión entre hermanos.

Hay que vivir la Navidad con gran alegría y fe, dejando de lado egoísmos, resentimientos y todo aquello que de una u otra manera nos impida vivir este bello tiempo, y más bien dejar que la paz y el amor invadan nuestro corazón. Que el Niño Jesús derrame abundantes bendiciones en la vida de cada uno de nosotros y que esa alegría seamos capaces de darla a los demás. Feliz Navidad.

P. Carlos Guamán