Iglesia
Por los niños que sufren
Por los desafíos de la humanidad y de la misión de la iglesia
El Papa Francisco confía cada mes a su Red Mundial de Oración, intenciones de oración que expresan sus grandes preocupaciones por la humanidad y por la misión de la Iglesia. Su intención de oración mensual es una convocatoria mundial para transformar nuestra plegaria en «gestos concretos», es una brújula para una misión de compasión por el mundo.
Intención del Papa Francisco Noviembre 2022
Por los niños y niñas que sufren
Recemos para que los niños y niñas que sufren, los que viven en las calles, las víctimas de las guerras y los huérfanos, puedan acceder a la educación y redescubrir el afecto de una familia.
Intención de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana
Recemos para que todos los deportes y disciplinas olímpicas unan a todos los pueblos bajo la bandera de la paz y la fraternidad.
Oración mensual
Señor Jesucristo que nos pediste que dejemos que los niños se acerquen a ti, envía tu Espíritu de consuelo y alivio para tantos niños y niñas víctimas en el mundo de la marginación, el abandono y la violencia. Danos un corazón generoso para ofrecerles Caminos concretos de esperanza, a través de la educación que les abra posibilidades de libertad y decisión. Inspíranos el deseo de acogerlos en el amor reparador de una familia que los abrace y los cuide, devolviéndoles la dignidad de ser hijos de un mismo Padre Amoroso. Amén.
Oración de ofrecimiento
Padre Bueno, sé que estás conmigo. Aquí estoy en este nuevo día. Pon una vez más mi corazón junto al Corazón de tu Hijo Jesús, que se entrega por mí y que viene a mí en la Eucaristía, que tu Espíritu Santo me haga su amigo y su apóstol, disponible a su misión de compasión. Pongo en tus manos mis alegrías y esperanzas, mis trabajos y sufrimientos, todo lo que soy y tengo, en comunión con mis hermanos y hermanas de esta Red Mundial de Oración. Con María, te ofrezco mi jornada por la misión de la Iglesia y por las intenciones de oración del Papa y de mi Obispo para este mes. Amén.
Actitudes para la vida cotidiana
Proteger.
Quienes tienen la tarea de gobernar, de educar, pero diría todos los adultos, somos responsables de los niños y de hacer cada uno lo que puede para cambiar esta situación. Me refiero a la «pasión» de los niños.
¿Qué compromiso concreto puedes asumir este mes con las necesidades de un niño o niña cercano/a a ti?
Aliviar el sufrimiento.
La Iglesia pone su maternidad al servicio de los niños y de sus familias. A los padres y a los hijos de este mundo nuestro les da la bendición de Dios, la ternura maternal, la reprensión firme y la condena determinada. Con los niños no se juega.
¿Puedes tener un gesto concreto que alivie el sufrimiento de un niño/a que esté pasando necesidad?
Dar afecto.
¡Pero estos padres no deberían ser dejados solos! Deberíamos acompañar su fatiga, pero también ofrecerles momentos de alegría compartida y de alegría sin preocupaciones, para que no se vean ocupados sólo en la rutina terapéutica.
Acércate a los padres de los niños que sufren dificultad y préstales un servicio en la medida de tus posibilidades.
Atender las necesidades.
Es verdad que gracias a Dios los niños con graves dificultades encuentran con mucha frecuencia padres extraordinarios, dispuestos a todo tipo de sacrificios y a toda generosidad.
Presta atención y atiende las necesidades de las personas con las que compartes.
Valorar la persona.
Pensad lo que sería una sociedad que decidiese, una vez por todas, establecer este principio: «Es verdad que no somos perfectos y que cometemos muchos errores. Pero cuando se trata de los niños que vienen al mundo, ningún sacrificio de los adultos será considerado demasiado costoso o demasiado grande.
Expresa valor y afecto por las personas cercanas.
Por los niños y niñas que sufren
“Todavía hay millones de niños y niñas que sufren y viven en condiciones muy parecidas a la esclavitud. No son números: son seres humanos con un nombre, con un rostro propio, con una identidad que Dios les ha dado.
Demasiadas veces olvidamos nuestra responsabilidad y cerramos los ojos ante la explotación de estos niños que no tienen derecho ni a jugar, ni a estudiar, ni a soñar.
Ni siquiera tienen el calor de una familia. ¡Cada niño marginado, abandonado por su familia, sin escolarización, sin atención médica, es un grito! Un grito que se eleva a Dios y acusa al sistema que los adultos hemos construido.
Un niño abandonado es culpa nuestra. No podemos permitir más que se sientan solos y abandonados; necesitan poder recibir una educación y sentir el amor de una familia para saber que Dios no los olvida”.
NOVIEMBRE | Por los niños y niñas que sufren
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